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Foto del escritorFEDERACIÓN ARGENTINA CIENCIA FICCIÓN

Claudio Díaz. Entrevista.

lunes, 16 de noviembre de 2015





1. ¿Cuándo comenzó tu pasión por la literatura fantástica y la Ciencia Ficción?

La fantasía y la ciencia ficción siempre tuvieron un sitio preferencial entre mis gustos, incluso desde mi más temprana infancia. De los programas infantiles que veía antes de aprender a leer recuerdo con cariño a Rocket Robin Hood, El Capitán Marte (Fireball XL5 de Gerry Anderson), Astroboy de Osamu Tezuka y, por encima de todos, el que más me marcó: Robin el Interplanetario (Space Patrol Hoppa en la versión original japonesa).


2. ¿Cuáles fueron las primeras lecturas que te impresionaron?

Empecé a leer con Tío Rico antes de tiempo, preguntando el sonido de cada letra, y ahí me enamoré del lenguaje escrito. Pero puedo afirmar que el primer impacto lo recibí a los seis años con Asterix, y ya nada fue igual. A los ocho estaba leyendo Conan el Bárbaro, mi primer contacto con la fantasía, en la edición española de Vértice (que ostentaba en la portada el atractivo texto de “revista para adultos”), junto a Skorpio, Vampirella y Doctor Tetrik editadas en Argentina. Al año siguiente ya había empezado a coleccionar las historias que me gustaban, sumando al Príncipe Valiente de Harold Foster, Mort Cinder, El Eternauta, Fitito, Cinco por Infinito...

A los diez años leí mi primera novela de ciencia ficción: Alquimia 3000 de Curtis Garland, editada por Bruguera en la colección de bolsilibros “La Conquista del Espacio”. Pocos meses después compré la recopilación de relatos de Robert Howard, Conan el Usurpador, editado también por Bruguera, mi puerta de entrada a la fantasía heroica.




3. Vos comenzaste como dibujante. ¿Cómo fueron esos inicios y dónde publicabas?

Dibujaba historietas de aventuras en hojas de carpeta, con birome y lápices de colores, influenciado por las películas que veía en Sábados de Súper Acción, aquel recordado ciclo de canal once, o en el cine Aconcagua de Villa Devoto. También hacía historias de espionaje al estilo de El Agente 86 y los Vengadores (la serie inglesa de Brian Clemens), o medievales inspiradas por el Príncipe Valiente y Conan, y alguna que otra de super héroes. Se las vendía a mis compañeros, aunque por suerte me quedé con unas cuantas debido a que las dibujaba varias veces, era mi manera de tener más de un ejemplar de cada una.

Recuerdo también haber dibujado documentales en tiras de papel de calcar, como las películas de Cinegraf, y que fueron proyectadas en la escuela. Fue furor entre los maestros uno que hice sobre el imperio romano. Tal es así que en séptimo grado me publicaron una historieta de ciencia ficción en la revista de la escuela, en la cual narraba el éxodo de la humanidad a otros planetas. Pero mi viejo no entendió las señales y pensó que mi futuro estaba en la mecánica, y me mandó de prepo al industrial, en el cual perdí los siguientes seis años.


4. Has formado parte de los grupos más juveniles que estaban en el mítico CACyF (Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía). En esa época eras muy chico. ¿Qué recordás de esos tiempos?

A los quince, estando en cuarto año de la secundaria, me puse a dibujar y escribir de nuevo. Mi primera historieta, Star Nabs: Los Nabos de las Galaxias, era una especie de Flash Gordon pero con personajes argentinos (mis amigos y yo); la publiqué en Under Comix, el fanzine de Ernesto Lehner (los dos primeros capítulos de un total de 70 páginas, el resto quedó inédito). Recuerdo que el Cacyf era un grupo muy grande de gente tan quemada como yo; los viernes se juntaban en un bar hasta treinta personas, en grupos de cinco por mesa más o menos. Cada mesa era la “oficina editorial” de un fanzine distinto, y a veces de más de uno. Nos reuníamos para mostrarnos el material, armar un original y fotocopiar todos los ejemplares posibles (nunca más de cien). Under Comix duró al menos cinco números.




5. ¿Cómo continuó tu carrera y en qué momento decidiste volverte un profesional de la escritura?

Después de Under Comix me puse a estudiar dibujo en serio, en la escuela de Garaycochea, con Salinas y Oswal como profesores, pero sufría mucho porque los dibujos nunca me quedaban como yo quería. Era mejor crítico que dibujante. Paralelamente estudiaba Diseño Gráfico en la UBA. Fueron diez años de ir a las editoriales y salir con un “volvé cuando tengas algo nuevo” como respuesta. Sin darme cuenta, cada historieta que no lograba publicar terminaba transformada en cuento corto o relato. El salto a la literatura me esperaba a la vuelta de la esquina.

En mis años de facultad conocí a Javier Doeyo, por aquél entonces docente, quien luego fundaría Doedytores y publicaría tantas historietas y revistas nacionales. Años después empecé a trabajar en la librería Camelot y lo volví a ver, y como necesitaba unas notas sobre Dragon Ball y sabia que a mí me gustaba el animé, me pidió que le escribiera una columna en sus revistas; esas fueron mis primeras publicaciones pagas. Cuatro años después dejé Camelot y me encontré trabajando para varias editoriales: Silmax, Mina, Doedytores... siempre haciendo notas sobre fantasía, ciencia ficción, cine, animé o escribiendo guiones de historietas. Había encontrado mi pequeño lugar en el mundo, y durante varios años logré vivir de eso. Me había hecho fama de rápido y de todoterreno. Y para Silmax también trabajé como escritor fantasma; yo escribía lo que me pedían y lo firmaba otro (pagaban muy pero muy bien). A partir del 2005, con la explosión de Internet, cerraron las revistas de divulgación, se fue acabando el trabajo y entré en Entelequia como encargado, donde aún sigo. Trabajar en la librería me permitió autoeditarme, y así logré publicar Relatos de Terra Incognita.




6. ¿Tenés alguna preferencia a la hora de escribir? ¿Guiones, novela, cuento?

Los cuentos o los relatos cortos son mis preferidos, quizás debido a que me gustan autores que descollaron en esos formatos, como H. P. Lovecraft, Robert Howard, Clark Ashton Smith, C. L. Moore y Fredric Brown. Y además, cuando tenés poco tiempo libre, es la elección indicada.

También estoy escribiendo guiones de historietas, los cuales dibuja Arturo García, un muy buen amigo y excelente artista.

Las novelas las tengo que dejar para más adelante, ya que son proyectos que llevan mucho tiempo y no puedo descuidar mi trabajo en la librería. Las pasadas vacaciones comencé una novela, terminé el capítulo tres y no pude volver a trabajar en ella. Estoy esperando mis próximas vacaciones para avanzar un poco más.


7. ¿Cómo fue tu experiencia con esa revista que fue ANIARA? ¿Por qué no nos contás un poco?

Mis años en la escuela de Garaycochea me pusieron en contacto con muchas personas creativas y de gran talento: Luis Guaragna, Abel Saidman, Sergio Castro, Carlos Devizia... fue natural que nos juntáramos para colaborar en una revista de relatos de ciencia ficción y fantasía. Devizia fue el fundador, el editor, y el mecenas de la misma, ya que los ejemplares de Aniara se repartían gratuitamente. Tenían una tirada de 250 ejemplares. El objetivo central era la difusión de nuestro trabajo. Y sirvió de mucho. Todavía hay gente que recuerda habernos leído, y pregunta para cuando más relatos. Bueno, hay más en camino, como pueden comprobar los lectores de AVENTURAMA.




8. ¿Cómo surgió tu libro RELATOS DE TERRA INCOGNITA, que es realmente una historia fascinante y con una edición muy buena?

Relatos de Terra Incognita es mi homenaje combinado a la fantasía heroica y a la aventura humorística o, expresado de otro modo, mi homenaje personal a Conan el Bárbaro y a Asterix el Galo. Es una manera de sacarme el sombrero antes dos grandes de la literatura: René Goscinny y Robert Howard. Pero a la vez es el libro que siempre quise leer; está escrito por el adulto que soy para el chico que alguna vez fui.

Debo decir que nació primero como un guión de historieta que pensaba dibujar yo mismo, La Emperatriz de la Nigromancia, pero me superó el esfuerzo. Luego lo intentó dibujar otra persona, un profesional excelente pero que no entendía el tenor humorístico que yo le quería dar. Finalmente me incliné por lo obvio: transformarlo en un relato de fantasía. Y como me quedó bien redondo, y los personajes daban para más, terminó siendo el primero de una serie de relatos (el libro incluye tres).

Es una autoedición, puesto que la editorial Fusang es mía. Y fue una experiencia genial, ya que no sólo vendí más de seiscientos ejemplares (por ser un autor novel no está mal), sino que los lectores terminaron pidiendo más relatos situados en ese continente imaginario y protagonizados por mis personajes. Debo decir que también estoy contento con el resultado en lo profesional; aunque no hubiera vendido un solo ejemplar valió la pena exprimirme a fondo.

Además debo sentirme muy agradecido a los ilustradores de la obra, que entendieron perfectamente la onda pulp que le quise dar. Ariel Olivetti pintó una portada de lujo, digna de cualquier libro de Conan, y Quique Alcatena realizó unas ilustraciones en blanco y negro que son para dejar caer el maxilar inferior al piso. Se portaron extremadamente generosos, iluminaron mi obra de una manera soberbia. Farnsworth Wright hubiera levantado el pulgar.


9. ¿Cuáles son tus autores favoritos?

René Goscinny, Clark Ashton Smith, Alan Moore, Robert Howard, Alfredo Grassi, H. P. Lovecraft, Roy Thomas, Leigh Brackett, Lee Falk, William Hope Hodgson, Harold Foster, Fredric Brown, H. G. Oesterheld, Henry Rider Haggard, Edgar Rice Burroughs... los leo y releo cada tanto.


10. ¿Podemos decir que sos un auténtico pulp writer profesional por tus características narrativas y tu amplia experiencia laboral?

Me atrevo a decir que sí. Me hubiera encantado que mis relatos figurasen en las páginas de la Weird Tales o de la Famous Fantastic Mysteries, no lo voy a negar... pero me parece que he nacido demasiado tarde para eso. Por fortuna, siempre nos queda Aventurama y otras publicaciones dedicadas a recuperar el género.


11. Sabemos de tu gusto, como muchos aficionados, por las clásicas publicaciones fantásticas de Ciencia Ficción y Fantasía. ¿Cuáles son tus favoritas? ¿Y por qué piezas sentís un afecto especial o considerás “tesoros personales”?

Las que me encantan pero no tengo: Weird Tales, Fantastic Novels Magazine, Abraham Merrit's Fantasy, Avon Fantasy Reader, Planet Stories.

Las que tengo y atesoro: la argentina Narraciones Terroríficas, la mexicana Enigmas, Amazing Stories, Fantastic Universe, Fantastic, y unos cuantos Ace Books dobles.


12. ¿Qué novelas o libros de cuentos del género son aquellos que más recordás o que más te impactaron?

Pesadillas y Geezentacs de Fredric Brown, La Espada de Rhiannon de Leigh Brackett, Zothique de Clark Ashton Smith, El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien, Al Otro Lado del Tiempo de Keith Laumer, El Reino de la Noche de William Hope Hodgson, En las Montañas de la Locura de H. P. Lovecraft.


13. Del aluvión de revistas nuevas que están surgiendo, ¿cuáles te parecen las mejores o que más te llaman la atención?

Todas son increíbles. Cuentos de Ciencia Loca está entre mis preferidas, al igual que Aventurama, Pistas del Espacio, Ópera Galáctica, Éxtasis y Sensacional... y tengo muchas más por leer todavía; sólo por eso no las menciono. Lamento que se tengan que hacer a pulmón. Faltaría un mecenas que se anime a poner plata para que se puedan realizar miles de ejemplares, distribuirlos y apadrinar a los nuevos autores que siguen la estela dejada por los grandes. No sé si sería un éxito, pero un fracaso seguro que no.



14. Contanos de tus próximos planes. ¿Hay alguna novela archivada? ¿Estás escribiendo cuentos también?

Sí, estoy recopilando mis relatos cortos (de dos a seis páginas) y escribiendo nuevos para armar una antología de ciencia ficción, terror, humor y fantasía, similar en formato y cantidad de páginas a Relatos de Terra Incognita. Ahí van a estar disponibles nuevamente mis cuentos publicados en Aniara, además de otros que escribí recientemente como Viaje de Regreso, publicado en Aventurama, o El Talismán, que salió segundo en el concurso de relatos convocado por editorial Thelema y publicado en Lo Ominoso, homenaje a Lovecraft.

Por otro lado estoy escribiendo nuevos relatos ambientados en el universo fantástico de Terra Incognita con el objeto de editar un nuevo volumen. Pero, como le pasaba a Robert Howard, los relatos me llegan sin orden, saltando hacia atrás y hacia adelante a lo largo de las líneas temporales de los personajes, y en lo personal me gustaría que el nuevo volumen fuera cronológico como el anterior. Veremos si lo logro o si al final me inclino ante los deseos de Thorvald, Sheng Wan y Rodrigo de publicar sus aventuras en desorden, tal y como me las van contando.

También escribí el guión de la tira Relatos de Terra Incognita, la cual se está publicando por entregas en el periódico SHA, con dibujos de Arturo García. Una aventura inédita dividida en veintiún páginas “dominicales” de continuará. Es nuestro homenaje a los grandes artistas del cómic y, en mi caso, una manera de volver a la historieta.

Y finalmente, pero no menos importante, sigo trabajando en mi primer novela larga de fantasía, plena de referencias y homenajes al universo de los pulps. ¡No te das una idea de lo que es! Aventura, humor, fantasía, peligro, chicas hermosas, dinosaurios, territorios inexplorados... y un montón de elementos más que me guardo para poder sorprenderlos. Como decía antes, no es fácil ya que apenas pude completar tres capítulos (unas 60 páginas), pero como el argumento está trazado y bastante definido, es cuestión de tener tiempo libre para escribirlo. Y luego a por un editor que se anime a publicarlo, ya que la autoedición le quita mucho tiempo libre a un autor, tiempo que podría destinar a escribir más historias.

Mientras tanto, si los editores lo permiten, seguiré contribuyendo en Aventurama con relatos cortos.

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